sábado, 11 de octubre de 2008

Metros en tiempos de Cervantes



Sin pretender desvalorizar el desarrollo tecnológico, y el concepto urbanístico futurista, que significan los Subway’ s o Metros, como las sociedades latinas lo llamamos, es importante reconocer que en pleno siglo XXI hay naciones que nos encontramos en los tiempos de Cervantes. Un lapso de caballerías y bebedizos donde nuestra pobreza no puede ser cubierta por un supuesto progreso que no conduce mas que a llenar algunos bolsillos sin fondo.

Pero como mencionaba, en ciudades como Londres, Tokio o New York, aunque tienen algunos índices de pobreza, inversiones por encima de los tres mil millones de dólares no les causarían un dolor de cabeza como es nuestro caso.

El presidente Leonel Fernández ha demostrado tener visiones y proyectos que sin duda alguna aportarían a nuestra sociedad, pero la cuestión no es imponernos nuevos retos, dejando atrás aquellas luchas primarias que nos ahogan. Forzarnos nuevas metas juveniles a un pueblo que acaba de celebrar su 164 aniversario.

Cumpleaños de un país que al igual que en otros, los ciudadanos no tenemos la decisión. Donde nuestras opiniones, laudos o sentencias no importan mas que las que emiten los saqueadores, cleptómanos, cuatreros y carteristas que no necesariamente están en la Victoria o en Najayo.

Pero a pesar de todo, esta mañana pensaba en el parecido que tenemos con los trenes. Somos un medio de transporte que traslada a políticos, empresarios, apoderados financieros, y comerciantes a su destino final. Un destino lleno del capital que como torpes ganamos.

Por que aunque nos duela decirlo somos tarugos, aunque a veces nos sintamos tan liberales, tan completos, tan dueños de nosotros mismos, pero se nos olvida que solo somos la mercancía de los grandes, esos que controlan lo que comemos y todas las decisiones que se hacen en el país. Ellos quieren mas para ellos y menos para los demás, no quieren personas inteligentes, críticas, fustigadoras sino todo lo contrario.

La situación de Villa Mella es una situación paralela a la de nuestro país. Si, tenemos un Metro, miles de millones de pesos destinados para la obra. Un transporte lujoso, rápido, el más cómodo de los terrestres, mucho más de lo que esperábamos tener. Pero mientras esto pasa Santo Domingo y todo el país se hunde en pobreza, las casas se caen, las calles han vuelto a ser los caminos vecinales de 1547, aun andamos en caballos con huéspedes llamados cobradores, y es que aunque no lo creamos somos guerreros que luchamos contra el agua, la medicina y la electricidad que nos sorprende cada vez que llega, sin bacalao cocido y siendo escuderos, todo como en tiempo de Cervantes.

Estamos en un hermoso país de muertes, corrupción, hambre, epidemias, pobreza, criminalidad y todavía se dedican 60 minutos en la televisión, en ver una estupida prueba anti doping a un personaje llamado el pacha.

No es pesimismo, pero hay cosas en nuestras vidas que tienen que cambiar, dejar de ser robots o muñecos. Porque aunque nadie sabe por que, el mundo esta lleno de injusticias, problemas que pueden ser enfrentados con un poco más de critica por parte de nosotros mismos.
La vida no es aquella que se acaba con la muerte, pues es ahí, donde inicia tu legado, por eso debemos trabajar por una sociedad, no por lugares particulares, por cargos que nos devenguen un sueldo, no por camisas de fuerzas en contra de quienes digan la verdad, no estamos aquí para eso, venimos por mas.

Proyectos como los Metros no son planes que ellos quieren hacer, es tu dinero y esperanzas utilizados por alguien mas.

Reprochemos nuestros derechos, recuerda que no es un país gobernado por un presidente, es tu pais regido por incapaces que tu mismo colocas en ese puesto. Ya esta aprobado otro metro, ¿ahora tu que harás?

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